lunes, 31 de mayo de 2010

LAS CADENAS DEL APEGO

¿Qué tan apegado esta usted a las cosas? ¿Por qué ese apego? ¿Qué le ha originado el apego? ¿Cómo relaciona el apego con su comportamiento? ¿Qué relación hay entre el apego y el sufrimiento? ¿Qué está haciendo para liberarse del apego?, son algunas preguntas que ya te habrás hecho y tienes las respuesta a tu alcance.

En este artículo se pretende analizar cómo el apego repercute en el crecimiento personal.

El apego es un tema sumamente significativo en todo crecimiento personal por los efectos que origina, sus impedimentos, dependencia, de ahí que consideramos muy importante el conocimiento primordial de que sólo nosotros podemos hacernos felices y todos los momentos presentes lo son porque tu estás en ellos. Y hoy, en el eterno presente, en el aquí y el ahora, tú serás feliz aunque hoy te acompañe esto o lo otro. Y podrás ir pasando de un momento a otro en la vida disfrutándolos plenamente, sin llevar cargas emocionales del pasado. Y como los lirios del campo y los pájaros del cielo estarás libre de preocupaciones vanas viviendo siempre el Eterno presente.

Se nos pregunta, ¿De dónde llegó su apego? Brotó de una mentira que llega desde tu cultura, tu sociedad, o desde tu mismo, o sea de tu programación. Simplemente observa: miles de personas viven sin eso que supone dueño de su felicidad; y si revisas tu pasado encontrarás algo que en un momento dado supuso insustituible, y que el tiempo demostró que no era así. Hoy ya ni lo recuerda. ¡Mira que pequeñas eran!. El cambio se produce únicamente cuando se une el conocimiento a la compresión; pues son las columnas de la Sabiduría.

No nos debe sorprender por tanto, que se comente, que la Nueva Era requiera nuevos hombres. Y el Nuevo Hombre surge del reencuentro consigo mismo, con la chispa divina que todos albergamos. Surge al rellenar el abismo que lo separa de la Realidad. Surge por la fuerza apelativa del Amor. Surge por el esfuerzo reintegrativo en lo Uno, surge cuando se ha sorprendido inatento, apegado a las cosas perecederas, a todo aquello que le impide crecer, ser libre, usas su libre albedrío.

Hoy más que nunca que estamos dentro del escenario en donde el materialismo se manifiesta con muchas amenazas en contra del crecimiento espiritual, anclando a muchos en sus cárceles, aprisionándolo, destruyéndolo en todo aquello que le permita alimentar su espíritu, que lo conlleve a sentirse libre de los apegos, es necesario sorprendernos que inatentos hemos estado en relación al apego.

El apego es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz. Por tanto, no nos debe sorprender que tu mente diga: No puedo ser feliz si no tengo tal o cual cosa, o si tal persona no esta conmigo. No puedes ser feliz si tal persona no le ama. No puedes ser feliz si no tienes un trabajo seguro. No puedes ser feliz si no le das seguridad a tu futuro. No puedes ser feliz si estás solo. No puedes ser feliz si no tienes un cuerpo a la moda. No puedes ser feliz si los otros actúan así. Y más cuando tu mente señala que ‘No puedes ser feliz si, su mente está programada para demostrarte constantemente (si no es por una cosa por otra) que no puedes ser feliz’ ¡Todo esto es falso No hay un solo momento en tu vida en que non tengas cuanto necesitas para... Encontrarte bien contigo mismo. Todas las cosas a las que te apegas y sin las que estas convencido que no puedes ser feliz, son simplemente tus motivos de angustias. Lo que te hace feliz no es la situación que te rodea, sino los pensamientos que hay en tu mente.

De aquí entonces, que el apego es un estado emocional que tiene dos puntas, una positiva y otra negativa. La positiva es un estado de placer y la emoción que sientes cuando logras aquello a que estás apegado. La negativa es la sensación de amenaza y la tensión que lo acompañan, lo que te hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer daño a tu paz interior.

Si no se consigue el objeto del apego, origina infelicidad, y si se lo consigue solo produce un instante de placer seguido de la preocupación y el temor de perderlo. ¿Podemos ganar la batalla contra los apegos? Desde luego que sí, renunciando a ellos. Cambiando de programación.

El amor solo puede existir en libertad. Elige entre al apego y la felicidad. Lo que necesitas no es renunciar sino comprender, tomar conciencia. Si tus apegos te han ocasionado sufrimiento, esa es una gran ayuda para comprender, y si alguna vez experimentaste el sentimiento de libertad te será útil recordarlo. Borra en ti el ¡que feliz me haces! Y el ¡esto me hace feliz!

En la medida que te sorprendas apegado, condicionado a algo y que no, puedes liberarte de ello, debes empezar a liberarte de esa atadura para no darle cabida al sufrimiento que es muy penoso y origina el empobrecimiento del alma.

EL ORGULLO

"No necesitamos el orgullo para vivir, de hecho si somos personas orgullosas nos perderemos muchas de las cosas buenas que nos puede ofrecer la vida".

El ORGULLO es el amor propio del ego que ha llegado a creer que es real… Si nos damos cuenta de que sentimos orgullo por todos los éxitos terrenales que hemos obtenido, sepamos que esos éxitos son para nuestro ego….

El orgullo es absurdo en sí mismo porque de nada sirve cuando nos sumergimos en la Unidad….
El orgullo produce: parálisis.
Envaramiento del cuerpo.

Las claves para abandonar el orgullo son:
Aprender a perdonar Aceptar el perdón de los demás.

El orgullo es falta de reconocimiento de que nuestra personalidad NO forma parte de algo simplemente maravilloso...
Miremos el cielo en una noche estrellada... El orgullo nos hace sentir solos... Si perdemos el orgullo... una noche... mirado las estrellas... sentiremos que todos los seres que habitamos este planeta, somos el planeta... estamos pegados a él... y nuestro planeta junto con los demás, forman nuestro sistema solar que tiene como centro una estrella como esas que vemos... Somos parte de las estrellas... Seguramente en otro planeta de otra estrella exista un ser preguntándose lo mismo... sintiendo lo mismo...

Todos los éxitos terrenales que podamos obtener están muy bien cuando estamos proyectados... jugando a vivir un tipo de vida... pero de nada sirven cuando nos sumergimos en la Unidad...

Los habitantes de la estrella mas cercana no pueden leer la marca de nuestro reloj de muñeca... es más... no creo que les importe...

Nuestro orgullo nos impide ver la pequeñez de nuestra personalidad... Creyéndonos tan importantes... tan grandes... lo único que conseguimos es provocar enfermedades que se manifestarán con parálisis y envaramiento del cuerpo.

Para deshacernos del orgullo empecemos a pedir perdón cuando tropecemos con alguien desconocido... Demos las gracias sin apretar tanto los labios... Pidamos ayuda cuando la necesitemos... Superemos las dificultades para decir "Buenos días o Hasta luego" en lugares como en un ascensor... Digámosle te quiero a quien debiéramos decírselo...

Aceptemos que por más éxito material que hayamos obtenido... que por mas lugares del mundo que hallamos visitado... no estamos aquí para jugar a presumir...

Cuando el orgullo nos asalte (debemos estar en estado de alerta para detectar que nos asalta el orgullo), tratemos de darnos cuenta de que nuestras personalidades no son nada en sí mismas.

¡Nuestra humildad debería ser infinitamente mayor, para reconocer nuestra propia fragilidad ante el Gran Arquitecto del Universo!... La Humildad es una lección para el ego... Porque el ego se ha engañado a sí mismo creyendo que es real y tiene amor propio.

domingo, 30 de mayo de 2010

EL VIAJE ASTRAL


"Todo lo inexplicable e imposible tiene una explicación y es posible, sólo que todavía no la conocemos".

Estos estados alterados de conciencia se pueden lograr por distintos medios, el más recomendado es a través de la concentración mental y la meditación.

Otras personas han podido acceder al mismo estado durante un accidente, mientras se encontraban inconscientes y durante el cual sus vidas estuvieron en serio peligro.

Con el uso de drogas también se puede llegar a experimentar la expansión de la conciencia.

Este estado, que consiste en la vivencia de poder abandonar el cuerpo y la posibilidad de trasladarse a cualquier parte, está acompañado de un sentimiento de bienestar y de unidad con todo lo que se encuentra alrededor.

Los monjes budistas realizan estas experiencias habitualmente ya que están entrenados desde muy pequeños a estas prácticas.

Las personas comunes pueden también lograrlo realizando un entrenamiento con personas capacitadas que las guíe, para evitar situaciones traumáticas.

Durante accidentes, algunos sobrevivientes, a pesar de encontrarse inconsciente, suelen relatar experiencias extra corpóreas que incluyen un testimonio fidedigno del hecho ocurrido, con una descripción minuciosa de las personas que los atendieron, el recorrido de la ambulancia y características particulares de la clínica donde los internarlos.

Estos pacientes se ven desde arriba recostados en las camillas, pudiendo registrar todos los sucesos nítidamente, no obstante tener los ojos cerrados y estar sin conocimiento.

En los quirófanos también se producen estos fenómenos estando la persona anestesiada y cubierta totalmente.

También coinciden en estas manifestaciones los sobrevivientes que tuvieron oportunidad de vivir experiencias cercanas a la muerte.

Estos hechos se producen con frecuencia y los médicos suelen ser testigos de los inexplicables relatos de sus pacientes.

Los científicos están tratando de investigar la razón de estas experiencias, con la participación de voluntarios.

Para realizar estos experimentos se utilizan drogas que producen estados alterados de conciencia. De esta manera se pueden registrar las zonas del cerebro que se estimulan cuando la persona por efecto de los químicos experimenta un episodio de abandono del cuerpo.

Los investigadores tratan de encontrar de este modo, una explicación científica sobre estos fenómenos.

Desde otros enfoques se prefiere especular con la idea de la existencia de una sustancia sutil con el poder de liberarse después de la muerte física y conectarse con otra realidad trascendente.

Dado que las vivencias de todas las personas involucradas en estos eventos coinciden en cuanto a los hechos que relatan, los científicos arriesgan una teoría sobre estos fenómenos.

Afirman que en el caso del momento de la muerte, el cerebro tiene la capacidad de hacer placentero al moribundo el momento del fin de la vida, activando químicamente y en forma natural, zonas cerebrales, que son las responsables de estas visiones.

Supuestamente la disminución del oxígeno en el cerebro produciría estas percepciones, gracias a la estimulación química de ciertas neuronas receptoras encargadas de producir la visión de toda la secuencia de hechos que se conocen.

Los científicos no pueden explicar cómo es posible que los protagonistas de estos hechos perciban que salen de sus cuerpos y puedan trasladarse a otros lugares, brindando detalles más que suficientes de todo lo que hay a su alrededor y aún en lugares más alejados, detrás de paredes y puertas, imposibles de ver con los ojos y supuestamente sin haber estado allí nunca antes.

La ciencia no considera suficientemente fidedignas las historias de los pacientes sobre la exactitud de los detalles que aseguran haber visto en estado de inconciencia y que según sus afirmaciones no conocían con anterioridad a los hechos.

LA SOLEDAD


La soledad me permite saber quién soy, sólo después puedo tener una verdadera relación.

Se puede interpretar la soledad de dos maneras: estar solo o sentirse solo.

Estar solo es un hecho común para todos. No siempre estamos acompañados. Esta experiencia de soledad se puede disfrutar mucho y suele ser muy constructiva.

Cuando estamos solos podemos no hacer nada y sentirnos bien, descansar, disfrutar de la naturaleza, tomar sol, caminar, meditar o simplemente hacer lo que nos gusta sin interferencias de otras personas.

Sentirse solos es diferente, porque uno se puede sentir solo también en compañía.

El sentimiento de soledad está relacionado con el aislamiento, la noción de no formar parte de algo, la idea de no estar incluido en ningún proyecto y entender que a nadie le importamos lo suficiente como para pertenecer a su mundo.

El sentimiento de no pertenencia nos lleva a la depresión, cuando además nos sentimos culpables de nuestra propia soledad.

Es una ilusión creer estar acompañado porque en realidad la mayoría está sola.

No muchos saben lo que es una verdadera relación y crean vínculos que no lo son.

Sólo una persona madura puede tener una relación verdadera, porque se ha liberado de las dependencias.

La madurez es la capacidad de vivir la vida sin muletas ocasionales, es aprender a hacerse cargo de los propios problemas, reflexionando antes de actuar y haciéndose responsable de las consecuencias de las acciones, sin proyectar los errores en los demás.

La relación no implica tener a alguien para eventualmente apoyarse, sino por el contrario significa interesarse por el otro y comprenderlo tratando de olvidarse de uno mismo.

La dependencia crea vínculos dependientes con personas omnipotentes, intentando recrear la simbiosis madre-hijo, y ese tipo de relación patológica, que tiene carácter sadomasoquista, está destinada al fracaso.

Recién cuando nos liberamos de las dependencias y nos olvidamos de nosotros mismos aprendemos a vivir, a no tener miedo y a ser libres, accediendo a la posibilidad de una verdadera relación.

Si no hay desarrollo personal tampoco puede haber una relación duradera, porque el estancamiento produce aburrimiento.

La intención vale más que el hecho en si mismo, porque no se trata de resultados sino de orientarse hacia el camino de la propia senda.

Solamente cuando estamos solos podemos ponernos en contacto con nosotros mismos. Esa oportunidad nos permite vernos y evaluar si realmente somos como queremos ser y si estamos haciendo lo que deseamos hacer; y si esa imagen no estuviera de acuerdo con nuestras expectativas, es el momento de preguntarnos, que es lo que estamos haciendo ahora para lograrlo.

Transitar el propio camino es lo más importante y el principal propósito de nuestra vida y todo el universo conspirará para lograrlo.

sábado, 29 de mayo de 2010

Heidegger, El hombre, «ser para la muerte».

Heidegger se pregunta ante qué retrocede el hombre que le hace refugiarse en el impersonal «se», en la comprensión inauténtica del mundo. Su respuesta es la siguiente: el miedo a la muerte hace que la existencia caiga en el factor inauténtico, cotidiano. Porque el «se» no permite pensar en la muerte propia y solo habla de la muerte en la forma impersonal de «se muere». Por el contrario, la existencia propia o auténtica encara abiertamente sus posibilidades y, al hacerlo, se encuentra de frente con lo que constituye su última y definitiva posibilidad: la muerte. Esta experiencia le revela la verdad de la existencia, esto es, su nihilidad (la nada de que está hecha). Es entonces cuando el hombre se encuentra en presencia de la nada, cuando la existencia puede ser pensada como totalidad y se desvela su sentido.

El ser auténtico está en condiciones de asumir el sentido de la situación originaria de la existencia. El hecho de que mi existencia es una existencia no elegida, sino que tiene que ser escogida; no pedida, sino que pide que se hagan cargo de ella: un hecho simple, en definitiva, del cual tengo que soportar la carga sin saber por qué ni de dónde ni adónde. He aquí la verdad de mi existencia, que la mirada auténtica no puede ocultar ni negar. Pero esta experiencia -a pesar de los tonos sombríos-, lejos de oscurecer el mundo, lo ilumina. Porque esta experiencia no es un mero estado subjetivo. La angustia, por ejemplo, no es un estado psicológico que luego se proyecte a un mundo «exterior». Pensar así implicaría permanecer en el interior de un esquema dualista sujeto-objeto, del todo ajeno a la perspectiva heideggeriana. A esa artificiosa distinción (primero me siento de una determinada manera, y luego atribuyo ese particular estado de ánimo a la realidad exterior), Heidegger opone la idea de que la existencia es ya, siempre y constitutivamente, relación con el mundo.

sin lugar a dudas, en el pensamiento de Heiddegger la muerte es entendida como un acontecimiento dramático, pero en ello justamente reside su valor, puesto que rescata al hombre de una existencia superficial y sin compromiso y lo instala de lleno en la dimensión de lo propiamente humano, en la búsqueda de sentidos y ante el desafío de construir su propia existencia sabiéndose contingente y finito. La idea de fin nos enfrenta con la urgencia de hacer algo que valga la pena mientras esto es posible, ya que nuestro tiempo es limitado.

La angustia frente a la muerte entonces, no estaría constituida solo por el temor a la nada, sino también por el temor a no haber podido ser auténticamente, esto es, a encontrar que se cierran frente a nosotros las posibilidades y tal vez a descubrir que no hemos podido realizarlas plenamente. En la angustia ante la muerte el mundo se revela extraño y hostil. Y esto resulta propicio para preguntarse por el sentido de la vida.

ESTACIONES DE LA VIDA

Había una vez un hombre con cuatro hijos.
El deseaba que sus hijos aprendieran a no juzgar las cosas tan rápido.
Así que los envió a cada uno a una gran Aventura; su objetivo…… ir en búsqueda de un árbol, el cual se encontraba lejos a una gran distancia.
El primer hijo se fue en invierno.
El segundo se fue en primavera.
El tercero en verano, y el más joven en otoño.

Cuando ellos regresaron, los mandó a llamar y preguntándoles que habían observado.
El primer hijo comentó que el árbol era horrible, doblado y torcido.
El segundo hijo comentó que el árbol estaba cubierto de un hermoso follaje y flores.
El tercer hijo estuvo en total desacuerdo. El comentó que el árbol estaba lleno de brotes florales, que desprendían un aroma dulce, fresco y hermoso.
El árbol era la cosa más hermosa que jamás había visto.

El último hijo se encontraba en total desacuerdo con los anteriores.
Comentó que el árbol estaba cargado de frutos , tan lleno de vida y esplendor..
Entonces el hombre explicó a los cuatro, que todos tenían la razón.
Porque cada unos de ellos había observado solamente una temporada
en la vida de aquel árbol.

El les explicó que no puedes juzgar a nadie, solamente por una temporada de su vida.
La esencia de las cosas y de quienes somos, así como los placeres, alegrías, y el amor proveniente de la vida, solo puede ser medida al final, cuando todas las etapas de su vida se han reunido.

Si te das por vencido cuando es invierno,
Perderás las oportunidades de la primavera, la belleza del verano,
y las promesas del otoño.
No dejes que el dolor de una temporada, destruya el gozo de las demás.
Y no juzgues la vida por una época difícil..

Mantente firme en las dificultades,
y mejores tiempos vendrán con plena seguridad..
Aspira a inspirar ...... Antes de Expirar.
Vive simple. Ama Generosamente, y que te importe todo.
Habla con gentileza. Y deja todo lo demás a Dios.

La Felicidad te mantiene Agradable.
Los Intentos te mantienen Fuerte.
Los Sufrimientos te mantienen Humano.
Los Éxitos te mantienen en Crecimiento.
Las Derrotas te mantienen Humilde.
Pero solo DIOS te mantiene andando.

TE QUIERO, PERO CASI NO ME HACES FALTA

Te quiero, pero casi no me haces falta,
me faltas, cuando estás fugazmente sola,
te extraño, cuando te invade la nada,
y cuando tu soledad te ahoga, te quiero.

La verdad es que casi siempre te olvido,
y se me olvida tu nombre cuando te aman,
y no recuerdo tu número, cuando estás ocupada
y omito tu nombre, si es que te llaman.

Sinceramente te odio en las mañanas,
porque sé que jamás te hago falta,
y nunca necesitas mi calor en tu cama,
y jamás me recuerdas si estás acompañada.

Mas hay días que extraño tu boca salada,
cuando las tardes y las noches te son frías,
y te come en una vorágine la vida,
eres como una espina que me tiene clavada.

Eres el sostén de mi vida cuando estás conmigo,
y la hiel y la miel, y el desencanto cuando te he perdido,
sos la nada y la ignorancia, si te das vuelta,
y en vosotros jamás cabe un ápice de prudencia.

Diría García Márquez que hay hijos con cola de puerco,
pero, más nosotros; los tenemos con cola de perro,
no buscamos compartir cosa alguna,
sabemos que somos diferentes desde la cuna.

Te necesito cuando estás invariablemente vacía,
y cuando tu alma y la mía son siempre sumisas,
si te digo que el hambre que siempre tengo de ti
es nueva, por tu sangre, por tus ojos, tu sonrisa.

Autor. Jose Lozano.

NO HAY CAUSA SIN EFECTO

Nada de lo que ocurre en la Vida, en las personas, en las cosas, ocurre espontáneamente. Todo tiene una causa, no hay causa sin efecto, ni efecto que no tenga una causa, en lo físico y en lo espiritual.

En lo físico lo vemos a cada instante, si explotó una caldera, el fuego; si se cae algo, el soporte no lo soportó. En lo espiritual, lo vemos en nuestro comportamiento con nuestro entorno. Muchedumbre que se dejan llevar por palabras o voluntades ajenas, una discusión, se produjo porque hubo una causa anterior, lo estamos viendo de continuo en nuestra vida.

La ley de la causa y efecto también llamada por Raphael Waldo Emerson “La ley de las leyes” es aquella que explica porque tarde o temprano recibes lo mismo que has dado. Esta ley es implacable y no importa si eres rico, pobre, si crees que la vida es justa, injusta o si crees en Dios o nó, la ley se activa para todo lo que haces.

Es imposible para la mente humana considerar el iniciar una cadena de CAUSAS SIN EFECTOS, pues no hay causa sin efecto y no hay efecto sin causas, por esto, esta ley es perpetua. El solo hecho de pensar es una causa que traerá sus consecuencias.

La oscuridad, escenario de nuestra presencia

Un poeta, buscando la respuesta a ¿qué es la poesía?, escribió: Pero la noche existe/y la palabra lo sabe. Juan de la Cruz, otro poeta, entra en esa noche, no para saberla en palabras, sino para despojarla: ‘Entreme donde no supe’. Para vivir la noche como un acontecimiento único: ‘en una noche oscura/salí sin ser notada/estando ya mi casa sosegada…

La noche es el gran suceso ‘iniciatorio’1, cuando no se la desvirtúa y se respeta su silencio y el ‘contacto’, callado o ‘presentido’, con realidades que nos rondan. Y cuando la noche es metáfora-en una noche oscura-, se convierte en nuestros místicos en la noche de Dios, siguiendo el sublime prototipo de la Sabiduría 18, 14: ‘Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía y la noche se encontraba en la mitad de su carrera…’. No se ve, no porque lo impidan las tinieblas, sino porque nuestros ojos son inadecuado para ¡tanta luz, que ciega! Hacer de la oscuridad otra forma de luz es lo que nos pide la carta a los Hebreos: ‘crean como si vieran’ (Hb 11,27 ). Es maravilloso saber que ‘donde muere el razonamiento, nace el acontecimiento’. Estar presentes en esa presencia oscura es nuestro destino y al ámbito de nuestra seguridad ya que la oscuridad de Dios es más clara que lo más claro de los hombres. La fe, varilla palpadora del ciego, al pasar, va ‘tanteando’ la oscuridad y el paisaje que esconde; investiga el espacio.
La dimensión ‘profunda’ de todo es Dios. Y ‘en todo’ abre caminos que invitan a la inmersión en su misterio siempre invitados:‘venid y lo veréis’. Y, cuando la persona de fe atraviesa el espejo-como la Alicia narrada en el cuento-también se esconde, justo cuando asiente con lo del ‘otro lado’ del espejo. Lo certifica Pablo (Col 3,3: kékryptai ). La persona de fe es se esconde, incluso a su propia mirada.

Un iceberg es toda persona que sale de la profundidad de Dios. Sus raíces son la insondable soledad de Dios y la recóndita soledad de sí mismo. Y, cuando ambos se encuentran nace ese misteriosamente bello acontecimiento, que es ‘orar’, ‘donde nadie parecía’. La fe y el ahora se refieren mutuamente. Y rompen las distancias. ¿Acaso también las referencias? ¿O acaso todo es refrencia? Meister Eckhard (dominico, 1260-1327) preguntado: -‘Maestro, ¿Cuándo muera a dónde irá?’ –‘A ninguna parte’-respondió. Respuesta equívoca válida para un ateo, que afirma que ‘Dios no existe…’. Y digna de un místico que afirma que ‘Dios está en todas partes’.

Y, dentro de ese silencio, parte fundamental de la vida interior, es preciso aprender a vivir dejándose educar en el lenguaje silencioso de Dios, sin ruido de palabras. La ‘receta’ es estar muy quieto por dentro’. El orante hace de esa escucha, aparentemente inútil, un ejercicio permanente de subsistencia (Ha 2,4; Rm 1,17).

Uno de trapenses y no es chiste. “Lo digo de verdad-replicó el prior muy serio- La parte física de nuestra vida no es la más dura. La gente nos ve trabajar como esclavos oye decir que durante la mayor parte del año observamos el ayuno negro, que nunca nos levantamos después de las dos de la mañana y con todo eso se quedan espantados. Pero esa no es la parte difícil de la vida trapense. Eso no es nada comparado con la permanente disciplina de alma que se nos exige. Cuando el cuerpo, los sentidos y el alma de un hombre están abrumados, fatigados mortalmente cuando día tras día camina a la luz de la fe, que a veces se debilita hasta oscurecerse, entonces es cuando el trapense encuentra difícil su vocación. Entonces tiene que ponerse a la altura de su máxima virilidad cristiana y caminar adelante a través de la oscuridad que se cierra sobre él. Tiene que seguir adelante sin temor ni vacilación, sin contar siquiera con la luz de una estrella que le guíe. Ese es el verdadero desafío de la vida trapense: la exigencia de una fe ardiente”2.

La dificultad de la fe no es aceptar ‘verdades abstractas’; es, ante todo, saber permanecer conectados con una presencia que no se ve ni se oye pero que nos afecta. Vienen bien los versos:
"¡Lo viste!
- Sí, ¡lo veo!
¡Me pusiste el vendaje
de la fe, con tu prisa, bien mal puesto!3.

Y es que la fe no es ceguera; es otra manera de ver y el ámbito de nuestra presencia: la silenciosa, la escondida.

La mayoría habla de: ‘La forma en que educamos’; otros proclaman: ‘Eduquemos de otro modo’, y otros, rompiendo la barrera del sonido, insinúan: ‘Eduquemos sin modos ni maneras’. No es la anarquía; es la educación para ‘tocar’, para ‘dejarse tocar’ por el misterio; para ‘ver’ sin modo ni manera-dice Juan de la Cruz.

Como compensación a nuestra posible frustración, aunque leve regalo, regalo un Haiku4 japonés; es un poemita, que atrapa el ‘instante’. Y el instante es una contracultura.
Lástima que el envase, aún es cultura; pero, esperad a que el envase se quiebre y libere su verdad. ¡Será el instante! Esa formulación de la contracultura del ser y estar frente al tener y hacer:
‘Una gotera.
Suena el trueno en la casa;
arde una vela’.

Si uno pudiese repetir lo de una mística de la calle, que escribió en su diario lo que le habían dicho que dijera:
“Me gusta que sepas reconocerme
y decir con los ojos vendados: ¡es El!”.
(Gabriela Bossis.)

IMPOSIBLE ATRAVEZAR LA VIDA SIN VIVIRLO

Imposible atravezar la vida.....

…sin que un trabajo salga mal,
sin que una amistad cause decepción,
sin padecer algún quebranto de salud,
sin que un amor nos abandone,
sin que alguien de la familia fallezca,
sin equivocarse en un negocio.

Uno crece cuando no hay vacío
de esperanza,ni debilitamiento de voluntad,
ni pérdida de fe.

Uno crece cuando acepta la realidad y tiene
aplomo para vivirla.
Cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de
trabajar para mejorarlo.

Uno crece asimilando lo que deja atrás,
construyendo lo que tiene por delante y
proyectando lo que puede ser el porvenir.

Crece cuando se supera, se valora,
y sabe dar frutos.

Crece cuando se abre camino dejando
huellas, asimilando experiencias,
¡y sembrando raíces!

Uno crece cuando se impone metas,
sin importarle comentarios negativos
ni prejuicios; cuando da ejemplos sin
importarle burlas ni desdenes;
cuando cumple con su misión.

Uno crece cuando es fuerte por carácter,
sostenido por formación, sensible por temperamento...
¡y humano por nacimiento!..

Uno crece cuando enfrenta el invierno
aunque pierda las hojas.
Recoge flores aunque tengan
espinas y marca camino aunque
se levante el polvo.

Uno crece cuando es capaz de
afianzarse con residuos de ilusiones,
capaz de perfumarse con residuos de flores...
¡Y de encenderse con residuos de amor...!

Uno crece ayudando a sus
semejantes,
conociéndose a sí mismo y
dándole a la vida más
de lo que de ella recibe.

Uno crece cuando se planta
para no retroceder...
Cuando se defiende como águila
para no dejar de volar...

Cuando se clava como ancla y
se ilumina como estrella.

Entonces... uno Crece¡¡¡¡¡¡¡.

AMAR O DEPENDER

Muchas personas viven atrapadas en relaciones afectivas enfermizas de las cuales no pueden, o no quieren, escapar. El miedo a perder la fuente de seguridad y/o bienestar las mantiene atadas a una forma de tortura pseudoamorosa, de consecuencias fatales para su salud mental y física.

Con el tiempo, estar mal se convierte en costumbre. Es como si todo el sistema psicológico se adormeciera y comenzara a trabajar al servicio de la adicción, fortaleciéndola y evitando enfrentarla por todos los medios posible. Lenta y silenciosamente, el amor pasa a ser una utopía cotidiana, un anhelo inalcanzable. Y a pesar del letargo afectivo, de los malos tratos y de la constante humillación de tener que pedir ternura, la persona apegada a una relación disfuncional se niega la posibilidad de un amor libre y saludable; se estanca, se paraliza y se entrega a su mala suerte.

No importa qué tipo de vínculo tengas, si realmente quieres liberarte de esta relación que no te deja ser feliz, puedes hacerlo. No es imposible. (...)

Si aprendes a ser realista en el amor, si te autorrespetas y desarrollas autocontrol, habrás empezado a gestar tu propia revolución afectiva. (...)

REALISMO AFECTIVO significa ver la relación de pareja tal cual es, sin distorsiones ni autoengaños. (...) Analizar honesta y abiertamente el "dar y tomar" amoroso es el requisito primordial para allanar el camino hacia una relación afectiva y psicológicamente placentera. Sin embargo, en la práctica las personas apegadas a relaciones afectivas perniciosas esquivan constantemente los hechos. (...)

El realismo afectivo sugiere que debemos partir de lo que verdaderamente es nuestra vida amorosa. Lo que es, y no lo que nos gustaría que fuera. Si logramos comprender la relación en el aquí y ahora, sin pretextos ni evasivas, podremos tomar las decisiones acertadas, generar soluciones o comenzar a despegarnos.

"extracto del libro AMAR O DEPENDER de Walter Riso".

EL ATEISMO Y LA MALDAD

EN COLOMBIA MUCHA GENTE CREE que los ateos son gente que está más cerca del mal que los creyentes....

Así lo sugiere una encuesta reciente en donde el 51% de los colombianos desconfía de un presidente que no crea en Dios. Me inquieta ese porcentaje tan alto, y el hecho de que en los Estados Unidos suceda algo parecido no me parece ningún consuelo.

La identificación entre ateísmo y maldad pudo haber tenido alguna justificación en el pasado, cuando no había explicación para los fenómenos naturales más simples, como la salida del sol, las tormentas eléctricas o los eclipses. Cuando todo era un misterio la incertidumbre era insoportable. Los dioses cumplían entonces la función de mantener la esperanza y de evitar la desintegración social. Ser ateo era, en estas condiciones, ir en contra del orden establecido.

Todo esto cambió radicalmente a mediados del siglo XIX, cuando Charles Darwin publicó su teoría de la evolución de las especies y puso en evidencia la larga duración del mundo y la compleja realidad del universo. Ningún libro sagrado pudo entonces superar la creatividad fáctica de la evolución natural. Desde entonces, el mundo empezó a desencantarse: la astronomía reemplazó a la astrología, el médico al exorcista y el historiador al cuentero.

El mejor conocimiento de la historia y de las culturas, en el siglo XX, también alimentó el escepticismo religioso. Hace cien mil años que apareció el primer ser humano sobre la Tierra y desde entonces ha habido infinidad de religiones, cada una con sus dioses y su liturgia. En la actualidad existen 19 grandes religiones y miles de credos pequeños. Casi todos surgieron en los últimos tres mil años. Si contamos hacia atrás, el número de dioses que ha existido se multiplica por miles, quizás por cientos de miles. Por eso, muchos ateos piensan que las deidades actuales desaparecerán algún día, de la misma manera como Zeus, Thor, Amón-Ra o los unicornios rosados desaparecieron en el pasado. Para ellos, también existe algo así como una teoría de la evolución de las religiones.

Desde un punto de vista escéptico, ser creyente es algo tan arbitrario, tan transitorio y también tan respetable como el patriotismo: ambos sentimientos se fundan en la convicción de que uno pertenece al mejor país y obedece al mejor dios, simplemente por el hecho de haber tenido unos padres y un lugar de nacimiento determinados.

Por supuesto que son muchas las cosas que la ciencia no puede probar, empezando por inexistencia de Dios (lo cual tampoco prueba que existe). Así las cosas, tener o no tener fe en un dios es una manera personal y legítima de lidiar con la duda que todos llevamos dentro, como parte de nuestra existencia. Los escépticos tienen tantas razones para no creer como los creyentes tienen razones para lo suyo, aunque cada uno piense que sus razones sean las mejores. El hecho es que la diferencia entre ambos no se puede plantear en términos de buenos y malos, como se hacía antes y como todavía lo hacen algunos creyentes (ni tampoco en términos de verdad y falsedad, como lo hacen algunos ateos).

Antes de que usted lo diga, amigo lector, confieso que lo que acabo de escribir está lleno de banalidades, de ideas obvias. Lo que pasa es que en Colombia, con un Procurador que despacha con la Biblia, un Presidente que le reza a la Virgen María en los actos públicos y la mitad de la población que cree que para ser bueno hay que creer en Dios, lo trivial resulta siendo lo importante.